A medida que los gobiernos de todo el mundo aprueban normas más estrictas sobre emisiones, la demanda de vehículos híbridos y eléctricos crece. Esta tendencia, a la vez, conduce al rápido aumento del uso de alambres y cables de calibre grueso. Como resultado, proteger los cables y las conexiones de alto voltaje de manera adecuada requiere una solución de alto rendimiento y alta ingeniería.

A medida que la producción de vehículos eléctricos e híbridos crece, queda claro que los primeros plantean una serie de retos únicos, entre ellos una mayor susceptibilidad a las interferencias electromagnéticas (EMI). Los vehículos eléctricos emplean componentes electrónicos de alta potencia para hacer funcionar el motor eléctrico, lo que produce interferencias electromagnéticas de alto nivel y baja frecuencia. La interferencia es un problema común en todas las aplicaciones electrónicas, pero cuando consideramos las aplicaciones en vehículos eléctricos, donde la seguridad, la eficiencia y el rendimiento dependen de la electrónica, los altos niveles de interferencia electromagnética podrían causar complicaciones peligrosas.